En 1814, patriotas y realistas se disputaban en Chile el derecho a gobernar el país. Ese año, el Rey Fernando VII recuperó el trono de España y ordenó reorganizar las fuerzas militares en América, para recuperar el control sobre sus colonias. Nada había detenido el avance de las tropas españolas desde el sur. José Miguel Carrea estaba a cargo del gobierno de Chile y Bernardo O´Higgins del Ejército, y ambos se pusieron de acuerdo para detener al enemigo que avanzaba hacia Rancagua.
El rápido avance de las tropas de Mariano Osorio, que había llegado desde Perú con el encargo de reconquistar la capitanía general de Chile, amenazaba con llegar pronto a la capital, por lo cual era necesario detenerlos cuanto antes. El 1 de octubre, atacaron a las fuerzas patriotas desde los 4 lados de acceso a la Plaza de Armas. Eran 5 mil hombres bien armados contra menos de 2 mil bajo el mando de O´Higgins.
La lucha fue encarnizada, pero la superioridad numérica y la mejor estrategia de los españoles decidió el final. Las tropas de caballería, que deberían haber reforzado a los patriotas, no pudieron acercarse ni cruzar el cerco instalado por los realistas. Después de largas horas de resistencia, el 2 de octubre, O’Higgins decidió salir con sus tropas y atravesar la línea enemiga, logrando sobrevivir sólo un tercio de los soldados chilenos. Por eso, este episodio se conoce como el “Desastre de Rancagua”.
Con él se marca el fin del primer intento independentista de Chile, que se conoce como Patria Vieja, y comienza el periodo de Reconquista Española.