El 15 de abril de 1917 se inauguró en la Escuela de Aeronáutica el Monumento a los Mártires de la Aviación Militar, que consistente en una columna de concreto coronada por un cóndor con las alas extendidas mirando hacia la Cordillera de los Andes.
Al pie de esta columna, que se encuentra ubicada en el parque de la Escuela de Aviación “Capitán Manuel Ávalos Prado”, se colocó el relieve en bronce de un libro abierto en el cual se estamparon los nombres de las primeras víctimas caídas en el cumplimiento del deber, al servicio de la aviación militar. En éste se aprecian los nombres del Teniente 2° Francisco Mery Aguirre, Teniente 1° Alejandro Bello Silva, Sargento 1° Adolfo Menadier Rojas, Teniente 1° Tucapel Ponce Arellano, Teniente 1° Emilio Berguño Meneses y Teniente 2° de la Armada Pedro Luco Christie.
La idea de crear un monumento en honor a los Aviadores Militares fallecidos surgió a penas se produjo el primer deceso, en este caso del Teniente Mery, acaecida en la cancha del entonces Campo Aéreo de Lo Espejo, actual Base Aérea El Bosque, el domingo 11 de enero de 1914, mientras el Oficial se encontraba realizando un vuelo de prueba. Ese mismo año también fallecieron el Teniente Bello y el Sargento Menadier.
Con su inauguración se dio el primer paso hacia el culto a una tradición militar aérea nacional, escrita con la sangre generosa de muchas víctimas sacrificadas en aras de un noble ideal y con los esfuerzos abnegados de selectos componentes de todas las ramas de los servicios de la aviación de guerra.
Este monolito, junto con ser la estructura más antigua de la Escuela de Aviación también es la más simbólica, pues cada 1 de noviembre se conmemora, a los pies de este Monumento Histórico, el Día de los Mártires de la Aviación Militar.