A la edad de 27 años, en 1936, el aviador Franco Bianco realizó un histórico y heroico raid aéreo desde Punta Arenas a Santiago, con escala en la ciudad de Puerto Montt, en su legendario avión “Saturno”. De regreso, cruzó la Cordillera de los Andes hasta Buenos Aires, Argentina, y desde ahí, por la costa atlántica voló hasta Punta Arenas.

Nacido el 28 de mayo de 1909, en la ciudad de Punta Arenas, Bianco desde su juventud soñó con la hazaña de volar y unir su territorio por aire, así que, ya de adulto, siendo estanciero, empresario y deportista, comenzó con tenacidad su adiestramiento como piloto y a adquirir experiencia para enfrentar largas travesías. Obtuvo su brevet de piloto en el Club Aéreo de Santiago en 1933 y en 1942 fue reconocido como piloto de guerra, en material T-6, siendo nombrado también Oficial de Reserva de la Fuerza Aérea de Chile.

En 1936, adquirió un avión monoplano de fabricación británica Miles Hawk Trainer M2R, dotado de un motor Gipsy Mejor de 130 HP, con 4 cilindros, que le permitiría alcanzar una velocidad de 200 kilómetros por hora a unos mil pies de altura.

El domingo 6 de junio de ese mismo año, con combustible suficiente para 12 horas, Franco Bianco inició su travesía. A las 7:22 de la mañana, el “Saturno” emprendió el vuelo rumbo a Puerto Montt. Se dirigió hacia la precordillera de Última Esperanza y siguiéndola hacia el norte, a las 9 horas cruzó la Sierra Baguales, procurando ceñirse los más posible al límite chileno-argentino. Sobrevoló los lagos San Martín y Buenos Aires, a 2.500 metros de altura, enfrentando el frío invernal con un buzo de cuero forrado.

A las 17:15 horas y tras 10 horas de vuelo, la aeronave aterrizó en el aeródromo de La Chamiza en Puerto Montt, logrando establecer un hito en la aviación chilena y americana.

Camino a Santiago

Al día siguiente, reemprendió el raid con condiciones desfavorables del clima, que lo obligaron a aterrizar en un potrero cerca de Purranque. Tras esperar 45 minutos, retomó el vuelo que se hizo imposible a la altura de Loncoche, por lo que el piloto decidió regresar a Puerto Montt para esperar mejores condiciones meteorológicas. El 8 de junio reanudó su viaje con buen clima y siguiendo la ruta visual de la línea férrea aterrizó por la tarde en el aeródromo de Los Cerrillos, en Santiago.

A su llegada, Bianco fue recibido por el Presidente de la República, Arturo Alessandri, cita a la que concurrió con el entonces Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea de Chile, General del Aire Diego Aracena Aguilar. Más adelante, su hazaña fue premiada por el gobierno de Francia con el afamado trofeo Harmon, destinado a destacados aviadores del mundo.

De regreso por Argentina

Franco Bianco regresó a Magallanes a las 7 horas del 23 de junio y lo hizo a través de la Cordillera de los Andes, que cruzó por el Cristo Redentor, aterrizando en Mendoza a las 10:15 horas para reabastecerse de combustible. Una vez reiniciado el vuelo se vio obligado a aterrizar en la localidad de Lobos, a 100 kilómetros de Buenos Aires.

El día 6 de julio logró llegar a Bahía Blanca para cargar combustible y luego aterrizar en San Antonio, donde pasó la noche. Al día siguiente continuó el viaje, haciendo escala en Trelew y Comodoro Rivadavia, para llegar a Río Gallegos, hizo otra escala en San Julián, desde donde tuvo que devolverse a Puerto Deseado. El 8 de julio, voló nuevamente hacia Río Gallegos. Allí rellenó los estanques y se dirigió hasta Punta Arenas, aterrizando a las 15:45 horas tras un sobrevuelo por la capital de la Región de Magallanes.

Bianco falleció en 1964, a la edad de 55 años.

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