El 19 de septiembre de 1929, se llevó a efecto la primera gran formación aérea en una Parada Militar en el Parque Cousiño, hoy Parque O’Higgins. Al mando del entonces Director de Aviación, Comandante Arturo Merino Benítez, 60 aviones despegaron desde la Base Aérea El Bosque, para la mayor demostración de los avances de la aviación militar chilena.

La patrulla de dirección hizo la demostración en aviones Falcon, seguida de 3 escuadrillas al mando del Mayor Armando Castro, el Capitán Alfredo Fuentes y el Comandante Diego Aracena, con aviones Falcon, Vickers Vixen, Fairchild, Gipsy Moth, Junkers, Avro y Bristol “Lucifer”, que sobrevolaron el centro de Santiago.

Durante 4 días, las agrupaciones desarrollaron una intensa práctica de formación sin que se registraran accidentes ni otros problemas. Sin embargo, en el aire los pilotos tuvieron que afrontar situaciones difíciles, tratando de mantener las distancias entre los aviones, cuyas velocidades y características de vuelo diferían de acuerdo con la potencia de los motores.

Al fin de llegar a tiempo a los puntos de reunión en el aire sobre el río Maipo, en el sector de la comuna de Puente Alto, los despegues se efectuaban desde El Bosque por bandadas de 9 aviones que ocupaban todo el ancho del aeródromo, con un alto peligro de colisión cuando el viento ronzaba los aparatos. Y otro tanto ocurría con los aterrizajes, cuando algunos pilotos ubicados en los últimos lugares sobrepasaban al avión líder en su carrera hasta el fondo de la cancha, haciendo toda clase de maniobras para evitar choques.

Las escuadrillas practicaron ejercicios, aisladamente, hasta el 16 de septiembre, fecha en la que el Comandante Merino tomó el mando de todas ellas e inició la última fase de entrenamiento, que consistió en 2 pasadas diarias de los 60 aviones sobre Santiago.

Finalmente, el 19 de septiembre de 1929, la destacada presentación de la formación masiva de la aviación sobre el Parque Cousiño superó las expectativas del propio Jefe del Servicio Aéreo, por la correcta alineación, distancias y alturas de vuelo de las 3 escuadrillas.

Con esta presentación, la aviación militar chilena logró, por primera vez, demostrar públicamente la calidad del material que poseía y el alto nivel de perfeccionamiento alcanzado por sus aviadores. El Comandante Merino recibió el reconocimiento de todos los sectores por su obra, el que trascendió más allá de las fronteras del país con comentarios difundidos en Norteamérica y Europa sobre que la aviación chilena era la primera en Sudamérica.

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